Actualmente todo el mundo graba vídeos. Tanto si produce contenido audiovisual para la venta, para dar una explicación, para formar a sus empleados o para ampliar el alcance de su producto o servicio, seguro que se ha preguntado si subtitularlo o no. A continuación, le ofrecemos un breve análisis acerca de qué, cuándo y cómo subtitular su vídeo.
1. ¿Subtitulado o doblaje?
Las redes sociales han dado un impulso meteórico al vídeo. Los avances tecnológicos han popularizado los formatos audiovisuales y hoy en día nadie necesita un equipo ENG, una orquesta y una manada de camellos para transportar su equipo de grabación. Para grabar vídeos corporativos de ventas, formativos o de instrucciones (y que resulten atractivos) no hace falta dedicar largas horas ni gastar mucho dinero, pero si hablamos de calidad, vale la pena asegurarse de que su mensaje se transmita adecuadamente.
Si desea producir contenidos multilingües para sus vídeos, el subtitulado puede resultar más eficaz que el doblaje en términos de recursos. También es la opción por la que se decantan las redes sociales, pues los espectadores suelen ver los vídeos en el smartphone y con poco volumen. Es más, puede facilitar el acceso de las personas con dificultades auditivas a los vídeos.
2. «Tiene que haber un vídeo de YouTube para eso…»
Existen decenas de programas de subtitulado, pero el toque humano es indispensable. Acuda a un proveedor de servicios lingüísticos especializado para asegurarse de que su mensaje y sus valores se transmitan de forma fluida, precisa y culturalmente apropiada.
Un proveedor de servicios lingüísticos y multimedia con experiencia le explicará el proceso, que normalmente suele constar de los siguientes pasos:
- Transcripción
- Traducción
- Pautado (la división de los subtítulos en líneas)
- Montaje y ajuste
Un proveedor de servicios multilingües competente también sabrá qué fuente y qué tamaño de punto utilizar, y cómo resolver los problemas de visibilidad si, por ejemplo, sus subtítulos son del mismo color que la camisa del orador, o si tiene que añadir un subtítulo y una etiqueta de identificación en la misma pantalla. Le puede asesorar con el código de colores para los espectadores con discapacidad auditiva y aconsejarle si es más oportuno utilizar subtítulos incrustados en la imagen o un software que proyecta subtítulos para un fin determinado (por ejemplo, las retransmisiones por Internet).
3. Deja que se lea tu voz…
Para obtener buenos resultados, es fundamental asegurar la precisión en la transcripción y la traducción. Y en lo tocante al pautado y el ajuste, la BBC tiene unas cuantas reglas de oro:
Sea literal, no parafrasee, omita o acorte el texto hablado
Subtitule en una o dos líneas, nunca en tres o más
Siga el flujo y el ritmo del discurso y haga pausas naturales para el ojo, por ejemplo,
Asegúrese de que cada frase se lea a un ritmo cómodo, incluso si para ello tiene que dejarla en pantalla un segundo después de que haya terminado de hablar el orador.
También puede estar interesado en subtitular una misma versión lingüística, una práctica que empieza a ser cada vez más habitual, especialmente en los vídeos de las redes sociales. Además de hacer su contenido audiovisual accesible para quienes deseen verlo individualmente, el subtitulado en la misma lengua bien ejecutado puede servir de aclaración para un hablante no nativo o para reiterar los mensajes clave.
Su proveedor de servicios multilingües también puede ayudarle a producir una versión de su vídeo con subtítulos cerrados o con subtitulado SDH (subtitulado para personas sordas y personas con discapacidad auditiva). Estos subtítulos aparecen en la lengua de origen del vídeo junto con la identificación de los oradores y los efectos de sonido que no aparecen en el diálogo.
¿Tiene alguna experiencia de subtitulado en sus proyectos multimedia que prefiere olvidar? ¿Necesita ayuda para sacar el máximo rendimiento a su texto en pantalla? ¡Contacte con nosotros!
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